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¿Puede la ingesta de legumbres mejorar los factores de riesgo cardiometabólico en adultos mayores?

2024-02-02

En la búsqueda de una mejor salud entre los agricultores de mayor edad, un estudio reciente en Nutrients analizó la conexión entre la ingesta de leguminosas y los factores de riesgo cardiometabólico (CMR).

Fondo

A medida que pasa el tiempo, las enfermedades crónicas se vuelven más prevalentes en nuestra población de mayor edad. Un desafío único que enfrentan los agricultores de mayor edad es la tendencia a saltarse comidas debido a sus exigentes actividades agrícolas. Esto, sumado a dietas menos diversas, agrava sus problemas de salud. Sudáfrica, en particular, se enfrenta a una alta prevalencia de hipertensión entre las personas mayores. El impacto de la hipertensión no se limita sólo a la salud; se extiende a los ingresos, las operaciones agrícolas y el bienestar general. Las repercusiones de la hipertensión son de gran alcance, desde calambres y fatiga hasta dolores en las articulaciones, insomnio, pérdida de memoria y problemas oculares. Estos problemas contribuyen significativamente a las elevadas tasas de morbilidad y mortalidad entre los agricultores de mayor edad. Por lo tanto, abordar los hábitos alimentarios de los agricultores de mayor edad podría ser un factor clave para mejorar sus posibilidades de supervivencia.  

 

Llegan las legumbres: los héroes anónimos en el ámbito de la nutrición. Repletas de proteínas, fibra y minerales esenciales, las legumbres cuentan con una gran cantidad de beneficios para la salud. La incorporación regular de legumbres a la dieta podría ser el eslabón perdido para prevenir los trastornos asociados a la edad y mejorar los factores generales de CMR. En esencia, el estudio sugiere que un simple ajuste dietético, como aumentar el consumo de legumbres, podría cambiar las reglas del juego para el bienestar de nuestros agricultores experimentados. 

Acerca del estudio

En una iniciativa innovadora, los investigadores se embarcaron en una misión para mejorar el bienestar de los agricultores mayores que luchan contra la hipertensión crónica, los niveles elevados de glucosa y los problemas de colesterol. ¿Su arma preferida? Un programa de educación alimentaria y nutricional cuidadosamente elaborado destinado a elevar el consumo de legumbres.

 

El estudio, realizado en una estación central de ecología agrícola, identificó una zona con una alta prevalencia de factores de riesgo cardiometabólico (CMR) y una notable escasez de legumbres en la dieta de las personas mayores. Ingresan los participantes: agricultores comprometidos a aceptar el cambio y cultivar leguminosas en sus granjas. La intervención se desarrolló en grupos tanto experimentales (GE) como de control (CG), cada uno elegido en función de criterios específicos. El GE, armado con un nuevo compromiso de cultivar legumbres, profundizó en un programa educativo integral. Mientras tanto, el GC, al margen de la educación centrada en las leguminosas, recibió orientación sobre cómo mantener una dieta equilibrada.  

 

Se introdujeron en el GE una variedad de legumbres, desde caupí hasta garbanzos, para diversificar su panorama dietético. A los agricultores del GE se les asignó la tarea de consumir 125 gramos de legumbres de tres a cinco veces por semana durante un período de 12 semanas, mientras que el GC se adhirió a sus rutinas dietéticas habituales, sin intervención ni educación.

 

Se recogieron datos antropométricos y sociodemográficos, además de muestras de sangre para medir los niveles de glucosa y colesterol. La ingesta dietética se evaluó meticulosamente mediante recordatorios de ingesta de 24 horas y cuestionarios de frecuencia de alimentos, tanto antes como después de la intervención. Para medir la diversidad dietética, se calculó una puntuación de diversidad dietética (DDS), que refleja la variedad de grupos de alimentos consumidos semanalmente. El quid del estudio se desarrolló como un análisis de varianza bidireccional (ANOVA) que comparó las variables de RMC antes y después de la intervención entre el GE y el GC.

Hallazgos clave

En una cohorte de 103 participantes, 53 en el grupo experimental (EG) y 50 en el grupo de control (CG), las edades promediaron 63,3 y 67,9 años, respectivamente. Las mujeres dominaron la muestra y mostraron un aumento notable en la ingesta de energía posterior a la intervención. Si bien los hombres también experimentaron un aumento en la ingesta de energía, este cambio no alcanzó significación estadística.

 

Profundizando en los detalles, se observó un aumento significativo después de la intervención en la ingesta de macronutrientes (proteínas, grasas, fibra y carbohidratos) entre las mujeres. Sin embargo, para los hombres, estos cambios no alcanzaron significación estadística. Curiosamente, las puntuaciones de diversidad dietética (DDS) se mantuvieron sin cambios para ambos grupos antes y después de la intervención.  

 

Lo realmente destacado fue el puntaje de diversidad de grupos de alimentos de leguminosas (FGDS), que se disparó de 2,4 antes de la intervención a un impresionante 5,7 después de la intervención. En particular, el GE quedó rezagado respecto del GC en FGDS para los tres grupos de alimentos después de la intervención.  

 

Al explorar las variables de riesgo cardiometabólico (CMR), la presión arterial diastólica (PAD) en el GE mantuvo su estado significativamente más bajo antes de la intervención. La presión arterial sistólica, sin embargo, mostró una diferencia notable entre el GE y el GC después de la intervención. Los niveles de glucosa en sangre presenciaron una mejora significativa en el GE, junto con una reducción encomiable del colesterol total (CT) medio. La hiperglucemia en el GE se desplomó del 38% a apenas el 9% después de la intervención, un marcado contraste con los niveles estables de CT del CG.

Conclusión

En conclusión, los hallazgos arrojan luz sobre avances significativos en los índices de adecuación de nutrientes (NAR), la FGDS de las leguminosas, la PAD y los niveles de glucosa y colesterol dentro del GE. Para combatir las preocupaciones sobre la CMR, es evidente un llamado a una mayor vigilancia y al empoderamiento de los agricultores de mayor edad en la producción y el consumo sostenibles de leguminosas. La implicación más amplia es clara: las intervenciones centradas en las leguminosas pueden impulsar a las comunidades hacia el logro de objetivos de desarrollo sostenible a través de programas comunitarios. 

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